¡¡
Sensacional Descubrimiento!!
Huellas de Carros y Carretas cerquita
del Árbol del Durazno
La muestra palmaria de las pisadas de
las pezuñas de los bueyes y vasos de los caballos aflojando el terreno, en la
cuesta del Cerro del Durazno indican
que antiguamente se guiaban por el árbol de duraznero que campeaba en la
comarca, para encontrar el Paso, los viajeros que venían por el lugar, los
ejércitos de paso y en general el que venía del Sur por el Camino Real.
En el Museo Histórico del Uruguay en el
año 2000 y en posteriores exposiciones, se exhibieron huellas de carretas del
Camino Real, frente a la pared de pinos, donde estaba la tumba de César Díaz,
uno de los revolucionarios de Quinteros, en un terreno erosionado, por el
tránsito de tropas, también en el bajo del arroyo del Horno, buscando el paso, a la
izquierda y en la erosión de la derecha.
El camino seguía por el paso del Arroyo
de la Arena, hay todavía un árbol donde enterraron a Tajes, cuando llevaban a éstos, prisioneros, los soldados de Anacleto Medina y Bastarrica.
En el Pantano de los Sánchez y en el camino frente a los ranchos de la pulpería de Sánchez, y más adelante rumbo
a Montevideo, en Chacra Vieja, el camino
seguía por el paso Quiebra Huevos y pasaba por la vieja pulpería que fue
después de García Rubio en 1880, que parece ser la de Gregorio Más, que era una
construcción de piedra con una puerta y dos ventanas, y ranchos en sus costados,
margen derecha del Arroyo Maciel.
Por ahí vino la Comisión del Poder Legislativo a tomar el Juramento al ahora Presidente
Rivera, en 23 de Marzo de 1839, captada por el acuarelista y calígrafo Manuel
Besnes e Irigoyen cuando subía la cuesta hacia el árbol del Durazno.
La
comitiva venía escoltada por la guardia del Gral. Féliz Aguiar, acompañado de sus
dos ayudantes y las cuadrillas de soldados que venían con el uniforme de
corazas y casco emplumado en sus tordillos blancos y más atrás en la magestuosa fila, la carretilla de los equipajes que había transitado
las cuarenta leguas desde Montevideo, y cuatro soldados cerrando la marcha,
subiendo, digamos hoy, por detrás de los terrenos y casas, no existentes entonces, que tienen su frente a la actual calle Morquio, y que en aquella fecha ni nombre tenía, siendo la última de la villa, a dos cuadras de la Plaza Mayor y va rumbo a la esquina de Ibiray y
Morquio, a pasar junto a la manzana donde estaba el árbol más que centenario, en el
rumbo de la única herrería de la villa, la de Miguel Aule, ya instalada en 1833.
Habría
pasado frente a lo de Silva en la esquina de Morquio e Ibiray y habría entrado
en la calle principal del Coronel Andrés Latorre (hoy Eusebio Píriz) que fuera miembro
de la Junta Económica Administrativa en el Siglo XIX, hasta la Plaza de la Independencia, llegando
la Zopanda con los legisladores a la casa del Gral. Fructuoso Rivera, que era
el hombre fuerte, de la época, después de haber derrocado al Presidente Oribe, luego de la
victoria del Palmar en 1838.
Vista de la acuarela de Besnes de 1839 que muestra la comitiva de los legisladores al fin del largo viaje desde Montevideo, escoltada por los soldados del Ejército Nacional, entrando a la Villa de San Pedro del Durazno, subiendo la cuesta empinada rumbo a la Casa de Rivera.
Las huellas van de SurEste a NorOeste, rumbo al árbol del Durazno. El Presente es un testimonio comprobable en su antigûedad no menor a 1839, año en que transitó por el lugar la Zopanda de la Comisión del Poder Legislativo, subiendo la cuesta por este lugar.
Las huellas se formaron por el continuo transitar de los cascos y pezuñas de los animales, que aflojaron la tierra y luego las lluvias se encargaron de transportar la tierra removida formando unos zanjones.
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